Segunda ley de la termodinámica

La segunda ley de la Termodinámica dice en su enunciado más divulgativo que La cantidad de entropía de cualquier sistema aislado termodinámicamente tiende a incrementarse con el tiempo.

Entropía vuelve a hacer de las suyas.

Hace unas pocas semanas (tres si no me equivoco) llegó una nueva PT (psicopedagoga terapeuta) al insti. Es una vacante a tiempo parcial pero tiene narices la cosa porque llevamos desde el 15 de septiembre esperando a que la Conselleria se dignase a enviar a alguien. Llamémosla, de momento, PT. Pues bien, Entropía por fin puede salir a refuerzo con un grupo de PT a algunas horas. Lamentablemente, aunque sí sale a reforzar matemáticas no sale en ninguna de mis horas. Qué le vamos a hacer. Hasta aquí, normal.

Pero con Entropía nada es normal. PT está cada día más disgustada con :Entropía porque estropea las clases y es muy penoso ver cómo unos chicos que, aunque necesitan refuerzo, trabajan duro (a su nivel) y tienen interés son interferidos por el comportamiento chulesco y prepotente de Entropía. Se le cambió de grupo de apoyo y volvió a salir mal. Ella quiere que la pongan en el tercer (y último) grupo que está formado por chicos. Todos estos cambios influyen de manera directa en su horario y ahora, no tengo muy claro a qué horas sale a apoyo y a cuáles no. Un día llega a mi clase y se pone a trabajar pero tan pronto se le exige algo se rebota y no se puede hablar con ella. Me dice, cuando ya pasaban 30 minutos del comienzo de la clase:
—Tengo que ir con PT.
—LLevas media hora de clase aquí.
—Me acabo de acordar.
Pero no me lo creo y no le dejo ir. Luego hablo con PT y era mentira. Ayer, en la hora del examen (adaptado), que dejó en blanco, me lo volvió a decir cuando quedaban 20 minutos.
—¿De qué vas?, Entropía.

Se acordó, teniendo en cuenta sus circunstancias familiares, que durante la hora de tutoría saldría del aula y trabajaría habilidades sociales. Pero cómo se le exige, se enfada y quiere volver a mi tutoría. Aparece PT persiguiéndola por el pasillo.

Y ya para acabar la faena, ayer, en la clase de después del examen, se le cae un paquete de Fortuna al suelo. La profesora lo requisa y todos se quedan callados. Ahora sólo el padre lo podría recuperar.

1 comentarios:

amelche dijo...

Vaya panorama...

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