Mientras hablaba con otro profesor en la sala de "ídems", un ruido interrumpe la conversación y en ese breve momento de silencio se oye romperse un cristal. El viento ha cerrado la puerta de la cafetería (o cantina, como la llaman aquí) y ha saltado el cristal.
Justo cuando ya me iba sale otra profesora diciéndome si he visto el pino que se acaba de caer en el patio. ¡Vaya día!
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2 comentarios:
Un poco más, y no os queda instituto... Yo el problema lo tuve para conducir por la autovía a la vuelta, en el instituto no pasó nada.
Pues a ver si inyectan algo de presupuesto porque se ha tardado 13 días en arreglar el cristalito.
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