La verdad deformada

En diferentes momentos de estos dos días dos alumnos de mi tutoría han venido a hablar conmigo (incluso la madre de uno de ellos) contándome una serie de insultos y comentarios ofensivos. Lo curioso es que las versiones casi coinciden; lo único diferente es que el emisor y el receptor están intercambiados. A mí me ha tocado hacer de canal. Ante esta increible expresión de la (anti)simetría me sale el espíritu matemático-científico.

Uno de los dos miente como un bellaco (y estoy seguro de que incluso los padres mienten). ¿Cómo podré averiguar quién es el mentiroso?

4 comentarios:

amelche dijo...

¿Vale pasarlos a todos por un detector de mentiras? Yo ando en una investigación también sobre quién tira petardos en el patio. Y es casi como buscar una aguja en un pajar.

Garin P. dijo...

Creo que no nos llega el presupuesto para comprar uno. Con una de las alumnas implicadas ya tuve un problema hace unos meses y se descubrió que todo era una mentira adornada con lágrimas de cocodrilo.

Lo que me fastidia es que los padres entren en el ajo también. A ver cómo lo toreo esto.

Fernando dijo...

Me ha resultado ameno saber de una situación tan cotidiana en un instituto. Y desde un punto de vista de los elementos de la comunicación.

En fin, tu blog sigue siendo una maravilla y hasta una ayuda, puesto que es mi segundo año de profe de Lengua, sin apenas haber sido interino antes.

Un saludo desde Navarra.

Garin P. dijo...

Hola Fernando. Este blog es como los temas transversales. A veces se tocan muchos temas jajaja. Gracias por comentar. Saludos.

He investigado y ya sé quién miente (al menos, quién miente más). Mañana el desenlace, espero.

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