Cuando los alumnos vuelven después de unas vacaciones de Navidad es normal que se les haya olvidado un poco lo que habíamos estado haciendo (ojo, digo un poco) pero es que algunos parece que hayan reseteado el disco duro o quizás la RAM en algunos casos.
Se propone que resuelvan un problema de regla de tres (segundo de la ESO) y aparecen minutos y otra magnitud. De repente pone «un cuarto de hora» y una alumna me pregunta que cuanto tiempo es en minutos. Pienso que es sólo por llamar la atención así que le digo que queda un cuarto de hora para que acabe la clase —lo cual era cierto– pero se queda pensando: «No sé; una hora son sesenta minutos así que ...» y se pierde. «A ver, ¿a qué hora acaba la clase?» «A las dos y cuarto.» «¿Entonces?» «No sé.»
Calma. Invoquemos al espírutu zen. No pasa nada. Vamos a otorgar el rebote. «A ver AlumnoX, ¿cuántos minutos son un cuarto de hora?» Abre los ojos como si nunca hubiera escuchado la expresión y dice «Pues, no sé,... ¿veinte?. Espera, no, un cuarto es veinticinco.» Desde el otro extremo del aule se oye «¡Son quince minutos!»
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2 comentarios:
¡Ufff, qué mal están! A mí me pasa lo mismo cuando explico las horas en inglés. Se pierden con y cuarto, menos cuarto, y veinte, menos veinte, etc. No distinguen entre Y y MENOS. A ver si hacen videojuegos sobre las horas y así les entra, porque si no... estamos perdidos.
Las vacaciones son necesarias, sin duda, para alumnos y para profesores, pero es cierto que tras un periodo de descanso todos, incluso los buenos, parecen medio atontados, llegando a olvidar algo tan elemental como lo que mencionas. Mis alumnos están recuperando el ritmo poco a poco, pero les cuesta mucho. Otra cosa es que no entiendan una cuestión tan sencilla, pero seguramente tampoco lo harían en pleno trimestre, ¿o sí? Con eso entramos en la discusión de la situación actual del aprendizaje, y es algo tan largo, con tantas aristas y variables que aunque le dedicáramos horas y horas no daríamos con la solución.
Un saludo, colega.
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