El teléfono y yo

La semana pasada, tras llamar varias veces al movil de la madre de uno de mis pequeños malditos resulta que la madre no lo era, sino que era la hermana mayor. Al pedirle el móvil de la madre contesta que no lo sabe. Me pregunto por qué aparece su móvil en la matrícula y no el de la madre, pero bueno. Quedamos en que se lo apunta en la agenda de la alumna y listo. Pero, como era de esperar, eso no ocurrió: un día se olvidó, otro día se olvidó la agenda otro día no lo había dicho y así un largo etcétera de excusas.

Al final tuve que volver a llamar a la hermana y varias llamadas después, supongo que por pesado, conseguí el ansiado número. Pero cuando llamo nadie contesta o bien está apagado o fuera de servicio. Tócate las gónadas.

Otro alumno, el ya afamado Panceta, está molestando bastante. Llamo a su casa y tal y como descuelgan me cuelgan. Y así al menos cuatro veces. Otros profesores ya me han dicho que también les ha pasado.

Yo me pondré pesado hasta que me cojan el teléfono. Me lo he propuesto. ¿O debería ocultar el número del instituto?

2 comentarios:

amelche dijo...

Carta con acuse de recibo, es lo mejor en estos casos.

Chus dijo...

A mí me han devuelto cartas certificadas y con acuse de recibo.
Ánimo, Garin, el que la sigue la consigue. O eso dicen...

Saludos
Chus

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